sábado, 7 de marzo de 2015

Que lindo....

Que lindo despertarse cada mañana con la expectativa de no saber que sorpresa te espera cada jornada, que lindo cuando te sorprende con un día hermoso, calmo, sabiendo que tus seres queridos están bien. Que lindo sentarse a tomar mate y desde la ventana de la cocina ver pasar los niños a la escuela, los ómnibus raudos llevando gente a trabajar, las ramas de los árboles meciéndose con una brisa suave. Que lindo poder contemplar las flores, el perro jugando con su hueso de goma en el jardín,los vecinos abriendo las ventanas, otros barriendo la vereda y las muchas cosas mas que pasan en un barrio cualquiera de Montevideo. Que lindo en esas tardecitas cálidas salir a sentarse en la puerta a chismear con la vecina, no necesitamos psicólogos, son esos momentos en que aprovechamos para descargar alegrías y penas, ella me escucha a mi y yo a ella. Que lindo despertarte y percibir la oscuridad de un día nublado o lluvioso, poder quedarte un rato mas en la cama, después levantarte y hacer unas tortas fritas para el mate. Claro, todas estas cosas son lindas para mi que ya pasé por todo eso de tener que salir a trabajar, de llevar mi hija y después mi nieta a la escuela, de preocuparme por tener todo en orden y otras cosas que cualquier persona joven y responsable debe hacer. Yo, ya en la tercera edad, estoy disfrutando de estas pequeñas y simples cosas con las que la vida me sorprende diariamente. Ya no me importa que el polvo se acumule sobre los muebles, ni que se note que hace días que no aspiro la alfombra, ni de encerar los pisos o tener los vidrios impecables. Ahora valoro mas mi tiempo haciendo lo que mas me gusta, compartiendo el día con mi esposo, mirando televisión, leyendo, navegando en la web, sabiendo que mis amigos están bien y viendo felices a las personas que amo.

viernes, 6 de marzo de 2015

Los necesito...


Abuelita, estoy orgullosa de ser tu nieta.

Recuerdo las voces de papá y mamá, todavía ahora me parece sentirlas.  El calor del hogar, el sabér, que si ellos estaban ahí nada me pasaría, me daban tanta seguridad que me sentía inmune a todo y a  todos, era una sensación inigualable.
 Mientras los tenemos todo es fácil, a medida que vamos creciendo y comenzamos a tener algunas inseguridades o dilemas recurrimos a ellos y sus palabras son un bálsamo para nuestro corazón, ellos ya pasaron por lo mismo en su juventud, tienen experiencia.
No importa la edad que tengamos, nunca estamos listos para verlos partir, sabemos que es la ley de la vida, que en algún momento va a suceder, pero no queremos admitirlo, nuestros padres van a ser los Matusalén de la era moderna. Desgraciadamente es una utopía, un sueño imposible.
Un día cualquiera, uno de los dos se enferma y empiezan a caernos las fichas de que nada va a ser como nosotros pensábamos o deseábamos y de a uno se van yendo, dejando nuestros cimientos  resquebrajados  y huérfanos de su amor incondicional y sus consejos sabios.
Yo me estoy quedando sin hilo en el carretel y aunque no lo crean, aún los necesito.

jueves, 5 de marzo de 2015

Generación Olvidada

NACIDOS ENTRE 1960 y 1980

Si viviste de niño a finales de los 50, 60's, durante los 70's o principio de los 80's e inclusive de antes... ¿Cómo hiciste para sobrevivir?

De niños andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad ni bolsas de aire... Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo diferente con efectos especiales.

Nuestras cunas estaban pintadas con brillantes colores de pintura a base de plomo, no teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de medicina, gabinetes, puertas.

Cuando andábamos en bicicleta no usábamos casco, tomábamos agua de la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral.

Gastábamos horas y horas construyendo unos carritos "avalancha" y los que tenían la fortuna de tener calles inclinadas los echaban a andar hacia abajo y en la mitad se acordaban que no tenían frenos.

Después de varios choques con los matorrales aprendimos a resolver el problema. Sí, nosotros chocábamos con matorrales, ¡no con autos! Salíamos a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer. La escuela duraba hasta el mediodía, llegábamos a la casa a comer. No teníamos celular... así que nadie podía ubicarnos. Impensable.

Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por estos accidentes. Nadie tenia la culpa, así aprendimos lo que es la responsabilidad. Comíamos bizcochitos, pan y mantequilla, tomábamos bebidas con azúcar y nunca teníamos exceso de peso porque siempre estábamos afuera jugando...

Compartíamos una bebida entre cuatro... tomando en la misma botella y nadie se moría por esto ni se contagiaba de nada.

No teníamos Playstations, Nintendo 64, X Boxes, Juegos de vídeo, 99 canales de televisión en cable, videograbadoras, sonido surround, celulares personales, computadoras, chatrooms en Internet... Sino que la diversión eran los paseos.

Salíamos, nos subíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, tocábamos el timbre... o sencillamente entrábamos sin tocar y, diciendo Buuuueenas. Allí estaban y salíamos a jugar. ¡Ahí, afuera! En el mundo cruel, ¡Sin un guardián! ¿Cómo hacíamos? Hacíamos juegos con palitos y pelotas de esponja, en algún equipo que se formaba para jugar un partido; no todos llegaban a ser elegidos y no pasaba ningún desencanto llevado a trauma.

Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un año lo repetían, nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía dislexia, simplemente repetía y tenía una segunda oportunidad.

Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades... y aprendimos a manejarlos. ¿Eres tú uno de esa generación?

Vivimos la época de la "Generación Olvidada

miércoles, 4 de marzo de 2015

Pienso....


Cuanto mas lo pienso
mas me he dado cuenta
que la vida es dura
y muy, muy cambiante.

Hoy tenemos todo
y mañana nada.
Hoy todo alegría
mañana tristeza.

Las bifurcaciones
que nos encontramos
son casi imposibles
poder esquivarlas.

El estar alertas
es muy importante,
tomar decisiones
es indispensable.

Y si equivocamos
la ruta correcta,
que volver atrás
no nos de vergüenza.

Empezar de nuevo
es imprescindible,
pues la vida es eso
tener osadía y
seguir adelante.

Virginia Pollero.

Post

martes, 3 de marzo de 2015

El amor incondicional.





EL AMOR INCONDICIONAL Y DESINTERESADO SI EXISTE, PERO PUEDE NO SER PARA SIEMPRE.... Bella Reflexión que vale la pena compartir !!...
Durante un programa de radio sobre casos de la vida real, transmitido por una emisora comunitaria en el sur-centro de Wisconsin, Estados Unidos, el hijo de inmigrantes mexicanos Anthony García relató una historia que hizo estallar las líneas telefónicas de la cabina de transmisión.

Esta es su historia:

Mi nombre es Anthony García y llegué a esta ciudad después que mis padres se mudaron de California gracias a una oportunidad de trabajo. En Green Bay conocí, hace ya casi 20 años, a Madeleine, mi primera esposa.

Vaya que me costó mucho trabajo conquistarla! La recuerdo cuando tenía 25 años y, como si fuera ayer, puedo verla: bellísima, inteligente, conversadora y siempre con una sonrisa a flor de labios.
Me esforcé mucho por demostrarle que yo era un hombre que valía la pena y uno de los días más felices de mi vida fue cuando aceptó ser mi novia.

Yo era contratista del sector de la construcción a pequeña escala y Madeleine siempre me apoyó en mi trabajo. Incluso dejó sus estudios de enfermería por comenzar a trabajar como mi asistente y como era tan conversadora y bien relacionada, fue de mucha ayuda para conseguir algunos buenos contratos.

Al cabo de unos años comenzamos a vivir juntos y aunque ella hacía grandes esfuerzos por mantener vivo el romance en nuestra relación, yo comencé a enfocarme mucho en el trabajo y a descuidar incluso nuestras conversaciones y esos momentos en los que debí haber estado más pendiente de ella que de la computadora.

Como los años no pasan en vano ambos fuimos envejeciendo y, de la belleza de la juventud, quedaban algunos rasgos pero, como es lógico, no iba a permanecer intacta.

A sus 40 años de edad Madeleine lucía apagada y triste, como cansada. Yo se lo atribuía a esos 10 o 12 kilos de más que había ganado con el tiempo, que probablemente eran la razón por la que a veces me parecía que estaba de mal humor.

Un día Madeleine me dijo que quería retomar sus estudios de enfermería y, aunque me parecía que ya estaba algo vieja para eso, le dije que se tomara el tiempo necesario para hacer lo que quisiera. Yo contrataría una asistente y problema resuelto.

Pocos días después llegó Sarah a nuestras vidas. El día que la entrevisté para el puesto de asistente quedé impactado. A sus 30 años era bella y pícara. Sonreía como lo hacía Madeleine cuando la conocí y la manera como me miraba me hacía sentir perturbado.

Para hacer el cuento corto, después de varias infidelidades y discusiones en casa me separé de Madeleine (con quien por cierto nunca me casé legalmente) y me casé con Sarah. En ese momento sentía que no podía estar más feliz. Tenía a mi lado una mujer sumamente bella y provocativa (por lo que mis amigos me envidiaban) y una situación económica buena y estable, gracias al prestigio que mi negocio había ganado.

Durante casi cinco años no supe nada de Madeleine. La verdad no me importaba saber qué había hecho con su vida, especialmente porque no tuvimos hijos y yo estaba muy ocupado viajando y disfrutando ese “caramelito sexy” que tenía en mi cama todas las noches.

Hace seis meses, mientras iba rumbo a buscar a Sarah a la fiesta de cumpleaños de una de sus amigas, sufrí un terrible accidente de tránsito. Una pareja de jóvenes que había tomado muchas cervezas de más en esa misma fiesta, me embistió con su camioneta en un cruce pocas cuadras antes de llegar.

El impacto fue tan fuerte que mi automóvil salió disparado casi tres metros y, tras chocar contra un poste de electricidad, perdí mi pierna y brazo izquierdos. Estuve inconsciente durante un mes. Cuando reaccioné lo primero que hice fue preguntar por mi esposa, quien aparentemente estuvo a mi lado durante una semana pero luego no regresó por el hospital.

Esa misma noche, mientras me encontraba somnoliento por la gran cantidad de calmantes, escuché una voz que me confortó. ¡Ella había regresado! Esa voz tan cercana, cálida, familiar, que me hacía sentir protegido y amado solo podía ser la de mi bella Sarah, a quien seguramente alguien le habría informado de mi recuperación.

Cuando logré incorporarme y tomar conciencia de quien estaba realmente en mi habitación, me llevé una gran sorpresa. Allí estaba frente a mí, con unos ojos que no podían ocultar su felicidad por ver mi mejoría, la misma Madeleine que sin ningún remordimiento había corrido de mi casa hacía ya tanto tiempo.

Durante mi estado más crítico y los dos meses y medio más que tuve que permanecer en el hospital, fue la enfermera a mi cuidado. Una tarde que se veía particularmente contenta se despidió temprano de mí. La vi soltar su cabello ya canoso y sacudirse la blusa que llevaba bajo la bata médica. “Hoy debo marcharme temprano, así que te dejaré a cargo de mi compañera Nathaly”, me dijo.

Cuando le pregunté por qué me abandonaría ese día, en el que particularmente sentía más agudo el dolor de mis miembros fantasmas y absolutamente nadie parecía haber recordado mi cumpleaños número 58, me dijo unas palabras que jamás olvidaré:

“Durante más de tres meses he cuidado de ti. He lavado tus heridas, te he dado de comer. Hasta me he encargado de tu aseo personal, te he afeitado, cepillado y asistido cuando debes ir al baño. Exactamente como lo hubiera hecho si nunca me hubieras dejado por una jovencita, que probablemente no esté aquí porque le de asco tener que limpiarte el trasero como yo he tenido que hacerlo. Pero hoy estoy cumpliendo un año de matrimonio con un hombre que sí valora lo que tiene y mi relación contigo, más allá del pasado que compartimos, hoy es estrictamente laboral… Y el trabajo, como bien debes recordarlo, nunca fue para mí más importante que el amor. Buenas noches”.

lunes, 2 de marzo de 2015

¿Porque Cristobal Colón era soltero?.





Por qué Cristóbal Colón era soltero ???? 
Si Cristóbal Colón hubiese tenido una esposa, habría tenido que oír:
- ¿Y por qué tenes que ir vos?
- ¿Y por qué no mandan a otro?
- ¡Todo lo ves redondo! ¿Estas loco o sos idiota?
- ¡No conoces ni a mi familia y vas a descubrir el nuevo mundo!
- ¿Y sólo van a viajar hombres? ¿crees que soy pelotuda?
- ¿Y por qué no puedo ir yo si vos sos el jefe?
- ¡Desgraciado, ya no sabes qué inventar para estar fuera de casa!
- ¡Si cruzas esa puerta yo me voy con mi vieja! ¡Sinvergüenza!
- ¿Y quién es esa tal María? ¿Qué Pinta? ¡Y la hija de puta se hace la Santa!!!
- ¿Y decis que es una Niña?... ¡andate a la mierrrrdaaa!
- ¡Todo lo tenías planeado, maldito! Vas a encontrarte con unas indias....táquetepáaaaaarió!!!!
- ¿A mí me vas engañar?
- ¿Qué la Reina Isabel va a vender sus joyas para que vos viajes? ¿Me crees boluda o qué? ¿Qué tenes con esa , eeeeeeeeeeeeeeeeeh??????
- ¿Me vas a decir que la Reina te paga el viaje porque vos le mostraste un huevo????
- ¡No vas a ningún lado!
CONCLUSIÓN .....!!!!!!Definitivamente: ERA SOLTERO.

Jorge Laforma

domingo, 1 de marzo de 2015

Y se fue como llego....



Y así fue, se fue como llego, sin haberle robado ni un peso al pueblo, al contrario donando su abultado
sueldo para contribuir a  hacer viviendas para los mas necesitados, lo vamos a extrañar.
GRACIAS PEPE.

Mi morocha hermosa!!!

Como toda madre, miro a mi hija y me siento la mujer mas afortunada en el mundo.
No lo digo por su belleza física que es visible a los ojos de todos, eso es lo de menos, lo digo como persona,
es una madre ejemplar, hija ejemplar, trabajadora ejemplar, aunque no lo crean me ha dado cátedra de como
criar una adolescente.
Yo por protegerla tanto muchas veces le corte las alas, ella, a mi nieta, la educó con esmero, le dio todas las
pautas de como encarar la vida y siempre le dio libertad  para que pusiera en practica su aprendizaje y hasta
hoy es una mujercita que junto con mi hija son mi orgullo. 

Mi otro Yo....







Me presento así fuerte,
 segura, tierna, indoblegable,
la que resuelve todo, la que conforta
a todos, la de los consejos sabios,
una mujer que no le teme a nada.
Pero no se engañen, dentro mio
se esconde alguien que nadie
conoce, un otro yo, con temores,
miedos, inseguridades que pide
a gritos que alguien descubra
sus desvelos y le diga,
" tranquila, dame un poco del peso que
llevas en tu espalda, te ayudo a llevarlo",
pero no va a pasar, porque sé que nunca
me voy a sacar la careta que protege
mi verdadera esencia.
Prefiero ser la que lleva la carga para así
aliviarle el peso a todos los que amo,
escucharlos con paciencia y amor,
 dejar que desahoguen sus problemas en mi,
a su lado trataré de resolverlos, o sola,
robándole horas a mi descanso nocturno.
 Solo mi almohada conoce esa
faceta de esta mujer, ella debe
 estar cansada de enjugar mis
lágrimas y desvelos, sintiéndome, dar
vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir.
Es la única que conoce mi otro Yo.

Virginia Pollero.