sábado, 14 de diciembre de 2013

Gracias a mis padres.

Gracias a mis padres soy la mujer que soy, ellos me enseñaron a ser fuerte, que el destino está en nuestras manos, que está en nosotros mismos conquistar nuestros sueños, alcanzar la felicidad. Ellos fueron y aunque ya no los tengo, siguen siendo la base fundamental de nuestra familia, eran unos adelantados para su época. Cuando en los años cincuenta era tabú hablar de sexo con los hijos, ellos lo hacían sin ningún tapujo, jamás nos dijeron que a los bebés los traía la cigüeña o crecían en un repollo, nos explicaban como se le puede explicar a un niño curioso pero sin mentiras, eso se los agradezco. Me enseñaron que no es necesario creer un un ser superior, que lo único que cae del cielo es la lluvia, que si nosotros no poníamos lo mejor de nosotros en cada emprendimiento nunca íbamos a conseguir nada, que la vida no es simple, la debíamos simplificar nosotros sabiéndola vivir de acuerdo a nuestras expectativas. Mi padre tenia una enorme biblioteca y nos alentaba a leer, era un autodidacta, su padre había muerto cuando El era un niño de trece años y tubo que salir a trabajar para ayudar a su madre a criar sus siete hermanos, pero sus consejos eran los de un sabio, siempre que me ronda una duda recurro a mi memoria por el consejo que él me hubiera dado. Junto a mi madre fueron un ejemplo de vida, desgraciadamente la vida nos los arrebato demasiado jóvenes primero se fue papá a los sesenta y nueve y tres años después se fue mamá a los sesenta y seis. Somos cuatro hermanos y gracias a ellos, su ejemplo, sus consejos, su honestidad, somos todos personas de bien y nuestras familias también están salpicadas de su sabiduría a través de nosotros. Aunque hace muchos años que partieron aun los necesito y los extraño.

Virginia Pollero.

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